Dándole vueltas al Ficus.-

En los días en los que empieza a sentirse el calor da gusto pasearse y sentarse un rato en el Jardín del Beso, así se llama el jardín más antiguo de mi ciudad. En Xátiva también hay un Jardín del Beso, es un jardín botánico. Este, el de mi pueblo, no aspira a tanto. Es un sencillo lugar con mucho seto dándole forma externa e internamente y con algo de arbolado, una fuente en el centro que hace unos meses ha sido remodelada  y que ya vuelve a funcionar después de bastantes años fuera de servicio, bastantes bancos y buen espacio para que los niños puedan jugar a sus anchas. Tendría algunas cosas más pero las agresiones causadas por años y personas hicieron que desaparecieran. Pero queda un Ficus, un Ficus que por alguna razón siempre me ha atraído, que tiene tanta antigüedad como el propio jardín que ya está ahora por cumplir sus sesenta y cinco años. El  árbol se ha hecho enorme, su gran y fresca copa, y sus raíces externas abrazando a árboles vecinos como dando un abrazo de bienvenida al visitante, o pon en marcha la imaginación y ve en él los tentáculos de un gran pulpo terrestre, son una imagen bella por si misma. Puede que se le tuviese que tener en cuenta a la hora de efectuar inventario de las cosas a ver de la ciudad. Claro que para ello se tendría que evitar ponerle como vecindario aquellas cosas que tanto afean su alrededor como cajas de automatismos de alumbrado, un pipi-can, unos contenedores de basuras. Pienso que quizá se tuviese que hacer todo lo contrario, acompañarlo de cosas que le ayudasen a mostrar su belleza. Bueno, probablemente estoy diciendo barbaridades... al fin y al cabo sólo es un árbol...

Y hoy, como me ha dado por fotografiarlo, os pongo aquí unas tomas dándole vueltas al Ficus. Todo lo que veais a su alrededor que afee su estampa podeis poner el dedo (o cuantos dedos hagan falta) encima de la pantalla de vuestro monitor para no verlas.

Que os gusten las imágenes. Saludos.