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Tiempo en Castellón de la Plana

viernes, 1 de febrero de 2013

JUAN DE DIOS MORENILLA OCD


Mi madre me inculcó desde pequeño una gran devoción a la Virgen del Carmen. Ella era terciaria carmelita y en mi casa se respiraban aires carmelitanos. Solíamos rezar el rosario todos los días y nos recordaba a todos cuándo era primer viernes de mes y los días que era ayuno y abstinencia. Con esta vida de piedad y siendo, además, alumno del colegio de los carmelitas, la vocación al Carmelo estaba poco menos que asegurada.

          Cuando le dije a mi madre que quería ser religioso, en seguida me dijo: "No sabes las veces que se lo he pedido a la Virgen del Carmen, hijo mío. Al final me ha oído". Los días que precedieron a mi viaje a Castellón gocé de cierta libertad para llegar un poco tarde a casa antes de comer. Quería darme gusto en todo.

          El día anterior a mi marcha al seminario, me llamó con mucho misterio, y me dijo:

          -Mira, hijo mío. Te marchas mañana a Castellón y Dios sabe cuánto tiempo pasará hasta que volvamos a vernos. Yo quisiera que te llevases algún recuerdo especial para que te acuerdes de mí. Además quisiera que se cumpliesen todos tus deseos antes de separarnos. ¿Qué es lo que tú más quieres?

          Yo, aprovechando la ocasión tan buena que se me presentaba, sin dudarlo ni un momento, le dije:

          -¡Comerme un bote de olivas rellenas!

          Salió mi madre a la calle y pronto regresó con un bote, que a mí me pareció de un kilo de olivas.

          Me senté en una mecedora, puse el bote sobre las piernas y empecé a comer olivas con tal avidez, que dejé el bote temblando.


          Es una de las muchas anécdotas de su libro "¡Echale humor a la vida!" y esa misma sencillez fue la que mantuvo durante toda su vida Juan de Dios Morenilla Martínez-Carrasco, nacido en Caravaca de la Cruz (Murcia) el 24/03/1926, incansable y polifacético artista al tiempo que un gran hacedor de amigos.

          En otra de sus anécdotas, para que los lectores del Blog sepan cuán ocurrente era,  cuenta que:

         "En un viaje que hicimos a Rusia y Paises del Este venían también dos señores de talante muy liberal. El resto de los viajeros eran católicos y practicantes por lo que yo me encontraba en la encrucijada de tratar a todos de tal modo que no se molestase ninguno.

          Como tengo por costumbre, antes de empezar el viaje suelo rezar alguna oración y para este caso se me ocurrió la siguiente:

          Angel de mi guarda,
          Dulce compañía,
          Haz que no se duerman
          Ni el chófer ni el guía;
          Haz que no tengamos
          Ninguna avería,
          Y si la tenemos...
           ¡Que haya cerca sombra y cafetería!

           Y recé un Padrenuestro. Estoy seguro que los que no creían también lo rezaron".


          No hace muchos días, acordándome una vez más de él, quise volver a ver los lugares del convento que tantos recuerdos me traen y que tenía ocupados para su estudio de pintura, para impartir sus clases pictóricas y su laboratorio fotográfico. Allí fue donde me enseñó la técnica de la fotografía desde la teoría, reglas y práctica de la toma de la imagen hasta el acabado tras el procesado posterior. Esas sensaciones que se palpan en el ambiente  me decían que él, mi amigo, disfrutaba de compartir conocimientos conmigo, con alguien que los absorbía ávidamente, al tiempo que también yo disfrutaba porque estaba de contínuo aprendiendo y llenando avariciosamente mis inquietudes sobre el arte de la técnica fotográfica. Por siempre, en el transcurso de tantos años de amistad, pensé que estar conversando con Juan de Dios era estar en un contínuo aprendizaje.

          Vi y fotografíé en mi visita muchas de las cosas y objetos que en seguida reconocí. Comencé por el que fue su laboratorio fotográfico, que, totalmente desmontado, está invadido por accesorios de la pintura, aunque allá, al fondo, arriba de donde ponía las cubetas de revelado sigue estando la luz de seguridad, la luz roja, que nunca usó otro color, acoplada en la pared.


         Saliendo de su laboratorio estaba su mesa desde donde atendía consultas de los alumnos cuando no lo hacía al pie de sus trabajos. También desde aquí aprovechaba para dar la primera sorpresa-susto al visitante nuevo. Y es que unos metros antes de esta estancia, más cerca de la puerta de entrada al estudio por la galería que en la planta superior traza el mismo recorrido que el claustro de la planta baja, tenía en posición de sentado, un traje de amianto de los que entonces utilizaban quienes tenían que vérselas con los fuegos y que entre las piernas mantenía un extintor apoyado en el suelo mientras que las manos del muñeco se apoyaban encima. La cabeza del traje de amianto tenía una visera de vidrio transparente y detrás de ella había colocado una fotografía de unos ojos a tamaño natural que simulaba ser lo que quedaba a vistas de la cara de quien estaba enfundado en el interior. Todo el traje en si estaba rellenado de tal forma que venía a parecer que realmente alguien estaba ocupando el interior de dicho traje antifuego. Al llegar un visitante que no conocía el truco, cuando se encontraba muy cerca de este montaje, Juan de Dios, tiraba de un hilo de nylon que por las vigas tenía camuflado desde su mesa hasta una de las manos del muñeco y éste levantaba de pronto el brazo con el consiguiente susto para el visitante.

          Juan de Dios era así, si tenía un extintor no podía tenerlo colgado en la pared como cualquier mortal, no, lo tenía que aprovechar para algo creativo.


 Repartidas por las paredes y los rincones muchas piezas de las que usaba como modelo para sus alumnos de pintura. Ahí estaban, tal cual lo dejó, reviví sensaciones y su presencia en todos los rincones. Allí estaba también la ampliadora fotográfica con la que me enseñó a trabajar las imágenes, después de haber pasado por la elaboración de copias por contacto partiendo de los negativos de 6x6 de mi primera cámara réflex de doble objetivo. Recuerdo también cuando me estuvo mostrando una cámara estereoscópica tridimensional, que era algo que nunca antes había visto, que basándose en los mismos principios que la visión humana producía imágenes con la total sensación de tridimensionales. Preciosas las diapositivas que me estuvo enseñando obtenidas con dicha cámara. Un maletín estuche de una cámara Linof, cámara de estudio aunque bastante ligera y totalmente articulada para la corrección de cualquier tipo de perspectiva, de lo más avanzado de la época, que era un tesoro, tesoro que le había regalado por amistad una persona con no recuerdo que título nobiliario según me explicaba. Y es que tenía tantísimas amistades, tan buen carácter y tal facilidad para la comunicación que también eso lo convirtió en un arte, lo que le llevaba a tener amistad con las más insospechadas personas.




Haciendo realidad el dicho de Burriana: Burriana, Paris y Londres
          Y es que los humanos pasamos pero sus hechos y las cosas quedan, y quedan dando testimonio de que ahí mismo hubo alguien que tuvo una vida, unos sentimientos, unas inquietudes y unas manifestaciones artísticas y humanas que han dejado huella, sin excepción alguna, en todos los que le conocieron.

         Gracias a las facilidades que me dieron para la visita y haciendo un recorrido por el claustro del convento y salas contiguas me fui encontrando con obra suya.








          Destacó en todo lo que entró en su vida: religioso carmelita, profesor de dibujo, de pintura, de música, organista, periodista, pintor, dibujante, escritor, fotógrafo, humorista, editor de vídeo...

          Le conocí siendo yo todavía alumno de finales del Bachiller en el colegio de Burriana de los padres carmelitas, a donde él venía, los años que podía, a realizar aquellas fotografías tan populares de los grupos escolares con su flamante Rolleiflex de 6x6. Varios años después, siendo yo un joven muchacho, y dándose la circunstancia de que lo habían destinado al convento de Burriana tuve ya el placer de conocerlo y de que me permitiera entrar en su vida. Hicimos una bonita amistad. Recuerdo su moto Lambretta con la que hacíamos los dos algún viaje a Valencia, él conduciéndola y yo sentado en el sidecar no sin antes haberme aleccionado sobre que yo tenía que hacer de contrapeso según las curvas,  para proveerse de materíal tanto de pintura como fotográfico. Y es que ya entonces Juan de Dios era un consagrado artista, "hijo artístico" de Juan Bta. Porcar con quien aprendió a pintar en el Desierto de Las Palmas siendo aún novicio,  a quien admiró, respetó y veneró durante toda su vida. De hecho uno de los libros que escribió estuvo dedicado a la obra del paisajista, "Porcar y el paisaje castellonense", libro por el que recibió en 1975 el premio extraordinario del Excelentísimo señor Gobernador Civil de la provincia.

          Persona incansable. En cuanto tenía finalizado un proyecto ya estaba inmerso de lleno en el siguiente, parecía como que tenía mucha prisa en crear, en sacar al exterior todo aquel arte que le empujaba desde dentro como si fuese que no iba a tener tiempo para tanta creatividad.

Las dos hermanas
         Recién terminada su carrera de profesor de dibujo se especializa en grabado, recibiendo en 1962 el premio del Ministerio de Educación Nacional por su grabado Cuesta de la Cruz. Fue nombrado en ese mismo año profesor interino de Pedagogía del Dibujo en la Escuela de Bellas Artes.


 Unas fotos con el internacionalmente conocido pintor burrianense Traver Calzada en su estudio. Traver Calzada estaba entonces ocupado de lleno en la  creación de los murales del hall de la Diputación Provincial de Castellón.




   
          El colegio de los Padres Carmelitas de Burriana, lo nombró profesor de dibujo, amén de profesor del estudio que tenía para la enseñanza del arte pictórico. A los alumnos del colegio también les enseñó la técnica del grabado consiguiendo ganar por cuatro años consecutivos la Medalla de Oro del Concurso Internacional Piccoli Artisti, en Arenzano (Genova) con trabajos de aquellos.

          Impresionantes las fotografías en 30x40 y 50x60 de las inundaciones de Valencia del año 1957. En esa época, y aprovechando las grandes dotes de comunicador y su facilidad para relacionarse, llevó a cabo toda una serie de entrevistas, publicadas en el diario Levante y en conocidas revistas, con personajes famosos: Giovanni Papini, Robert Taylor, Azorín, Carmen Sevilla, Paquita Rico, Antonio Machin, con toreros famosos, etc. y, como él decía,  casi lo consigue con Greta Garbo. Todas estas entrevistas las recopiló posteriormente en el libro "Cuénteme ud su vida". También fue Profesor de la Escuela de Periodismo de la Iglesia, en Valencia.

          Tales eran los lazos de amistad que enraizaba con las personas que recuerdo a dos actores, de mucha fama en el cine y teatro, que trajo a Burriana para que participaran en coloquios y actos culturales, incluido alguno en el propio Colegio de los Carmelitas, estoy hablando de Ana Mariscal  y de Paco Rabal.

          Orgulloso de su Caravaca de la Cruz natal tuvo la satisfacción de confeccionar por varios años el cartel anunciador de sus fiestas de Mayo en honor a la Patrona. También el pueblo, orgulloso de su hijo, le ha dedicado la antes llamada Avenida de la Libertad pasando a llamarse calle de "Juan de Dios Morenilla. Padre Carmelita Descalzo".

          Impulsor y colaborador con sus exposiciones de la reconstrucción de la actividad expositiva en la ciudad de Alicante fue motivo y eje de una Tesis Doctoral a principios de la década pasada.

          Cuentos llenos de vena humorística formaron su primer libro "Calidoscopio Español".

          Gran cantidad de pinturas y dibujos ha dejado tras de si tanto a nivel de paisajes como de retrato, ya que son incontables los retratos de niños, mujeres, hombres y familias que realizó unas veces por petición y otras por gusto.

          Una magnífica obra suya la podemos contemplar en la iglesia María Auxiliadora, de los Salesianos de Burriana, en donde en un gran mural narra la vida del fundador de la congregación salesiana, San Juan Bosco. Curiosamente, en el mural pintó como niños a alumnos propios que han quedado así retratados para la posteridad.








          - Qué estás haciendo Juan de Dios?.

          - Estoy aprendiendo inglés, porque ahora es fundamental. (Si no recuerdo mal lo seguía en unos cursos que se estaban dando en TV)

         Sorprendentemente al poco tiempo hablaba inglés con fluidez. Mente preclara como pocas.

         Autor de documentales de cine y guiones radiofónicos recibió también por ello diversos galardones.

         Descubrió la producción en vídeo cuando ese medio estaba aún en sus comienzos, y, naturalmente, se convirtió en un experto, tanto es así que recorrió todo el mundo haciendo documentales para una Agencia de Turismo y posteriormente realizando trabajos para la Orden Carmelitana lo que hizo que los padres superiores de la Orden le tuvieran que trasladar a Roma como base para su nuevo cometido. A partir de entonces ya sólo venía por Burriana en verano, aprovechando las vacaciones que le concedían sus superiores.

          - Juan de Dios, cuando vienes?

          - Seguramente iré por Burriana en Agosto.

          - Pues cuando vengas a ver si nos vamos a sacar fotos a unos pueblos que he conocido.

          - Eso está hecho y de paso aprovecharé para ... ésto y aquello... Su mente no paraba ni un momento.

         Esto era en comunicación mediante e-milios como él llamaba humorísticamente a los e-mail. Sí, y es que a sus setenta y más años acababa de descubrir Internet (que naturalmente estaba no en sus comienzos pero sí poco conocida para el gran público). Juan de Dios ya lo utilizaba y de hecho, haciendo este pequeño trabajo que con gusto estoy elaborando y que está proyectado desde el recuerdo, la amistad y la sencillez, que para trabajos más técnicos hay críticos, escritores y estudiosos especializados y de mucha valía, me llevé una muy agradable sorpresa: Juan de Dios ya utilizó Internet para crearse una página propia, un Blog en el que resumir, recopilar y dar a conocer su biografía y obras: "El baúl de los recuerdos (antes de que se me olvide)"

          Sabiendo ésto adjunto seguidamente su dirección para que la visiteis y podais informaros de todo lo que os he contado y de lo que no de forma muy concreta.

          Finalmente, encontrándose ya mayor físicamente, que no intelectualmente, se le destinó de nuevo al convento de Burriana lo que nos permitió disfrutar de él hasta el 30/07/2009 en el que falleció, a los 83 años de edad. Sus restos mortales fueron sepultados en el cementerio del convento de los padres carmelitas del Desierto de las Palmas, aunque tanto su obra como su recuerdo permanecerán por muchos años entre nosotros.


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Un pequeño trabajo en recuerdo de mi querido amigo JD Morenilla, artista de la vida.
Guillermo.



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