La evacuación se hizo sin problemas al campo de fútbol, el lugar más elevado de la isla, por miedo a una nueva erupción por algún lugar más cercano a la isla que la de la madrugada de ayer. Y es que en el lugar donde se abrió la tierra, casi un kilómetro bajo el mar, se soporta tanta presión del agua que la lava no sale con fluidez, lo que hace sospechar que necesita otro, u otros, aliviaderos a menos profundidad para poder expulsar la roca fundida con facilidad. A su vez, como se comentaba en el artículo anterior, está el riesgo de tsunami. Cierto es que, una de las consecuencias de la apertura de la actual boca de volcán, ha sido también que la isla perdiera el abombamiento que estaba sufriendo por las presiones del subsuelo, lo que demuestra que el peligro latente ha disminuido.
En La Moncloa se ha reunido un comité de emergencia. Los científicos han informado que "la evolución sísmica y volcánica en la isla se ha moderado en los últimos días por la liberación de presión experimentada por el magma". La reunión concluyó sin el envío de más efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, de los que en la isla se cuenta actualmente con un retén.
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