Para bien o para mal, lo queramos o no, con la configuración política española actual y con el bipartidismo que hemos diseñado los españoles, sólo hay dos modelos para la España actual.
MODELO PSOE
Este modelo, viene encarnado y patrocinado por el PSOE, y es el que hemos vivido en los últimos ocho años, basado en un crecimiento exponencial del sector público y prácticamente la indolencia cuando no intransigencia, con un sector privado que ha visto durante estos años, como poco a poco se ha destruido un entramado empresarial, sin que se tomara ninguna medida desde el Gobierno para evitarlo.
Durante este periodo, mas de un millón de pequeños empresarios y autónomos, han tenido que cerrar sus actividades industriales fundamentalmente, ante la imposibilidad de poder sobrevivir a un sistema que se empeñaba en ir poniéndoles piedras en su caminar empresarial, en vez de allanarles y facilitarles el camino, no sólo en el aspecto de la financiación de sus pequeñas empresas sino aumentando la presión fiscal sobre ellos y no remediando lo remediable, como hubiera sido exigirles únicamente el pago del IVA devengado , cuando sus facturas fuesen cobradas.
Esa nimiedad, en períodos en los que la morosidad e impago han estado al orden del día (incluso por parte de las instituciones del Estado) hubiera sido un balón de oxigeno importante para poder disponer de algo más de autofinanciación, cuando la Banca apenas tenía dinero para poder comprar Deuda Pública y poco más, con el poco dinero que les quedaba de liquidez propia y con el que “Papá Estado” a través del Gobierno, les ha estado entregando a manos llenas para salir del trance.
Es decir que del chorro de miles de millones que han puesto en manos del sistema financiero durante estos últimos años, al circuito industrial apenas han llegado recursos para financiar a las empresas en dificultades, con lo que paulatinamente los problemas empresariales se han agravado, hasta acabar con la desaparición de un entramado de pequeñas y medianas empresas que “habían encontrado un hueco en el mercado”, y en el sobrevivieron y funcionaron adecuadamente durante muchos años, tanto con dificultades acuciantes con Felipe González sobre todo al final del mismo, como con Aznar que supo reconducir la situación y bajando la presión fiscal y facilitando los tramites y financiación para el establecimiento de autónomos, multiplicó con singular acierto este tipo de empresariado.
Cuando se inician los problemas, si recibes la ayuda necesaria de un sistema bancario bien estructurado, las empresas pueden superar las adversidades coyunturales.
Si no encuentran esa tabla de flotación a la que agarrarse, van hundiéndose poco a poco, y el sistema bancario encuentra entonces la respuesta justificada de no poder asistir en su ayuda, por no confiar ya en la capacidad de supervivencia de la Empresa.
En este MODELO ECONÓMICO, el Gobierno tiende a multiplicar hasta lo inconcebible la contratación pública de funcionarios, a fin de maquillar las tasas de desempleo, y como sus objetivos suelen ser siempre cortoplacistas, ni siquiera se enteran de que están alimentando un “ABSURDO IMPOSIBLE”, ya que si la financiación del Estado no se nutre de los impuestos del mundo productivo, de los impuestos del mundo laboral privado, es imposible sostener un entramado funcionarial con sus propios impuestos.
Al parecer eso aun no se les ha explicado convenientemente a los socialistas españoles, ya que cada vez que llegan a gobernar, acaban tropezando con la misma piedra.
Ellos basan su política electoral y su estrategia, en un mundo funcionarial contento y muy bien retribuido, en un Sindicalismo ( su “fuerza de choque”) fuertemente subvencionado, al que le importe algo menos que nada el futuro de la fuerza laboral, y en un entramado financiero basándose en el conocido principio de “si tu me ayudas a mi….yo te ayudare a ti”.
Su cortedad de miras, es la que ha puesto a España en el disparadero en que nos encontramos actualmente, ya que con esos fundamentos, poco se puede edificar.
MODELO DEL PARTIDO POPULAR
En este caso no puedo hablarles de otra experiencia que no fuera la del Gobierno Aznar, del que muchos de los llamados a sustituir al Gobierno actual, ya formaron parte, y de una forma particular de Rajoy y de su equipo económico con Montoro a la cabeza, que ya fue ministro del área económica de Aznar, junto a Rodrigo Rato.
Hay que recordar que ellos heredaron un Gobierno de Felipe González, al borde de la suspensión de pagos, ya que en dos semanas, tuvieron que gestionar un crédito muy fuerte, para poder cubrir las pagas inmediatas de los funcionarios y supieron torear aquel toro con singular acierto.
Ahora mucho me temo, que el “miura” es infinitamente más difícil de lidiar, ya que no se dispone del enorme entramado de empresas estatales o paraestatales que había entonces, para obtener liquidez y poder atender a las obligaciones inmediatas.
Ahora ya no queda ni dinero nacional, ni crédito internacional, así que tendrán que ingeniárselas, para salir del pozo por sus propios medios y haciendo acopio de imaginación y espíritu de empresa.
Su tarea va a consistir más o menos, en reflotar una empresa enorme, en la que sobran casi la tercera parte de sus empleados, y hacer un ERE de supervivencia, y todo ello con la oposición de los “enchufados” inútiles, que nunca han trabajado ni tienen la menor intención de hacerlo (los altos cargos o cargos intermedios nombrados a dedo), de los sindicalistas que en este caso no cobrarían su correspondiente comisión de este ERE, y por lo tanto harán todo el ruido necesario para desprestigiar a quienes quieren acabar con sus privilegios y subvenciones, e incluso de los INTERINOS, que entraron en la Administración para hacer el trabajo que no querían hacer los “enchufados” ni los liberados sindicales, y ahora serán los que irremediablemente pierdan sus puestos de trabajo, al tenerlos “blindados” legalmente aquellos que nunca trabajaron.
Es decir, que se le presenta una ardua labor al Gobierno que entre, que tendrá que acabar con todos los vicios adquiridos durante los largos años del socialismo en la Administración Publica , tendrá que enseñar a trabajar a los que tenían el puesto en propiedad, aunque nunca han trabajado, tendrá que prescindir de de los que realmente llevaban el peso de la Administración , que son los que no puede seguir manteniendo y pagándoles, al no haber recursos, y a la vez tendrá que crear como ya lo hizo en 1996 un entorno adecuado que estimule a los pequeño empresarios a asumir de nuevo los riesgos necesarios, para reiniciarse en la actividad empresarial productiva.
Esto tampoco es fácil, ya que quienes lo hicimos entonces estamos jubilados o próximos a la jubilación, y las generaciones de nuestros hijos, han recibido una educación y se han mirado en el espejo de una sociedad, donde se ha desacreditado al empresariado, y además se le ha arruinado, y casi todos aspiran a hacer unas oposiciones y sacar una plaza de funcionario, para asegurarse una vida cómoda y sin sobresaltos.
Pero tienen que entender unos y otros, que si no hay actividad privada que pague impuestos, no hay sociedad que pueda sobrevivir.
Eso fue el Comunismo, y ya hemos visto como ha terminado.
Se que voy a recibir muchas críticas por haber expresado un sentimiento que no puedo evitar, y que está muy arraigado en mi, por mis experiencias personales y por mis vivencias en todo el mundo.
He visitado regimenes comunistas antes, socialistas antes y ahora y liberales y capitalistas siempre, y por mucho que se esfuerce la izquierda rancia y radical en negar la evidencia, un país sólo progresa, cuando la actividad económica privada crea y lleva el impulso de la riqueza y la cultura del trabajo a cada rincón de un país, y suelen hundirse siempre aquellos países que son manejados por una clase política que no ha tenido el privilegio de trabajar y aprender en el mundo empresarial.
Antes de dedicarse a la política, hay que aprender a gestionar, a controlar y a hacer productivo cada movimiento de la gente de ese país, arrancando de raíz todas las negligencias e incapacidades que llevan inherentes con ellos quienes directamente han saltado de las Universidades a la política sin más formación que la académica.
No pueden disponer por ciencia infusa de todos esos hábitos positivos, y por lo tanto no están capacitados para desarrollarlos.
Ahora disponemos de 40 días, para oír todo lo que quieran decirnos, y creerles o no creerles, pero la raíz del problema será siempre la misma.
Y al final lo normal es valorarles en función de los resultados de la gestión que hayan desarrollado cada uno de ellos.
Tendremos lo que hayamos votado entre todos, y luego ya no cabrán más lamentaciones.
Miguel Bataller
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