El 12 de octubre, se cumplió de nuevo con la tradición de visitar la feria del Ecce Homo y la ermita del mismo nombre. Fueron miles de burrianenses, y también visitantes, los que hicieron grande la festividad, llenando una feria que no para de crecer y que viene ocupando unos tres kilómetros de longitud.
Con esta celebración se conmemora el hallazgo, en esta misma fecha del año 1787, de una imagen del Ecce Homo por unos jornaleros que estaban labrando unas tierras. Cuenta la tradición que los animales de tiro que estaban en el arado, curiosamente, cada vez que pasaban por un lugar del terreno se arrodillaban. Los labradores en vista de esto escarbaron en la tierra en ese lugar encontrándose con la imagen referenciada. El dueño de la tierra en cuestión, un farmacéutico de la ciudad, la instaló en una alquería suya y unos años más tarde inició la construcción de una ermita.
Fue tal la devoción que despertó el hecho y la ermita dedicada al Ecce Homo que, en 1798, el Papa Pío VI concedió indulgencia plenaria a cuantos visiten la ermita entre la una del día once de octubre y la misma hora del día siguiente.
En esta fecha se cocinan calderas, de arroz, calabaza y cerdo. Esto viene de la tradición de elaborarlas y repartirlas de forma gratuita cumpliendo promesas. Esta tradición de hacer las calderas, aunque no se pierde, sí que es cierto que va en descenso, ya que años atrás eran muchas las alquerías del trayecto a la ermita en la que se hacían, reuniendo con este motivo a familiares y amigos.
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