UNA EXTRAÑA HISTORIA.
Y de repente algo me cayó encima, primero cascotes, luego tabiques, luego muros, todo un edificio sin fin, un gran peso me aplastaba, quería gritar pero no podía, apenas ni respirar, mis opacos ojos se iban tiñendo de blanco al tiempo que todo a mi alrededor se teñía de negro, mientras tanto yo solo, yacente en medio de aquella ancha calle rodeado de voces, “que alguien llame a un médico”, “una ambulancia”, “dejen sitio”, “bueno, ya era un viejo”… y a partir de ahí ya todo era negro, nada, solo negro, el silencio absoluto, el ácido olor a gasolinas despareció, los ruidos cesaron, el mundo se había parado, neutro el sabor de mi boca y todo mi cuerpo dejó de sentir. Ni voces, ni sonido ninguno, ni sensaciones, ni el negro color, nada, absolutamente nada. Y pensé que debía de ser el final, y si así era nada tenía que ver con lo que, entre los unos y los otros me enseñaron que podía esperar.
Sentí como que dejaba abandonado en el suelo un cuerpo que no me era necesario, mi cuerpo rodeado de gentes que aun no he comprendido porqué estaban allí mientras yo empezaba a vagar por un momento viéndolo todo desde todas las perspectivas, desde arriba, desde abajo, de un lado y del otro, de cómo era 40 años antes y 40 años después, nada estaba ligado a nada, me había convertido en un extraño errante que de pronto habría recuperado su libertad. Mas de pronto una fuerza irresistible, un vacío, empezó a arrastrarme. Viajé miles de kilómetros mientras pasaban a gran velocidad secuencias de mi vida… o viajé medio metro… o no viajé… todo ello en un solo instante en el que una muy intensa luz blanca se convirtió en mi destino. Una luz de la que emanaba un intenso sentimiento de paz, bienestar, tranquilidad, amor, plenitud, y de la que surgió una cálida y firme voz que, sin gritos, parecía retumbar en todo el espacio y que creí que sólo yo escuchaba. Bienvenido seas a este nuevo mundo. Quién eres? pregunté, aunque inconscientemente lo presumía. Soy quien tiene que recibirte y acogerte en esta nueva etapa, es tu etapa de liberación y felicidad. Y así era, desesperadamente feliz me sentía. Y es para quedarme aquí por siempre?. Así es, aunque algo que siempre tuviste en mente vas a tener que hacer, pues no cabe aquí ni una pizca de insatisfacción.
De pronto empecé a salir de aquel sueño… todo había sido un sueño y me desperté. Me desperté tumbado en una camilla que manejaban unos señores de blanco que la estaban subiendo a una ambulancia. Vi que sus caras empezaban a cambiar y a sonreirme. A dónde me llevan? Que hacen Uds?. Le llevamos a un hospital para hacerle un reconocimiento para tranquilidad suya. Para mi tranquilidad? por favor. Venga, bájenme de aquí, me encuentro perfectamente. Las gentes que había alrededor, reconocí alguna voz, un poco estupefactos se apartaron para dejarme marchar.
Al poco me encontraba lejos del escenario y, orientándome de nuevo, me dirigí a mi piso, al lugar en donde vivo.
No noté nada más, hasta pasadas unas semanas, en que me fueron desapareciendo paulatinamente unas dolencias de huesos que tenía, podía levantarme de mi cama, meterme en la ducha y vestirme sin ninguna complicación. Listo para salir a la calle se me olvidó coger el bastón que me servía de ayuda para caminar. Todo esto comenzaba a hacerse extraño. Caminaba perfectamente. Algunos de aquellos con los que me cruzaba me miraban, era un anciano con un paso muy seguro y marcial.
Entré en unos grandes almacenes, por darme un paseo, y cual fue mi sorpresa al pasar por delante de un espejo, mi cara y mi aspecto habían ligeramente rejuvenecido. Me encontré con un amigo, de los que nos sentábamos a tomar el sol en un banco de la plaza, y estaba como yo, de aspecto joven y sano. Estuvimos haciendo algún comentario sin importancia pero nada referente a lo que estaba ocurriendo. Es que sólo yo era consciente del cambio? Es que estaba en otro sueño?.
Iban pasando los días y los meses, y cada vez me encontraba mejor y más joven. Poco a poco mi aspecto iba recuperando un talante juvenil. Deduje que estaba yendo para atrás en mi tiempo, de forma acelerada, no día por día, y curiosamente aquellas personas con las que había tenido relación, cuando me encontraba con ellas, presentaban un aspecto paralelo al mío. Diría yo que estoy como con 10 años menos y también mis amigos cuando los veo. Parece una jugarreta que me esté gastando el tiempo.
Siguió pasando el tiempo, miraba en el calendario y el año era el de mis 88, miraba la televisión, los noticiarios, los periódicos… eran los de años pasados, dicen que hace unos meses que cayeron las Torres Gemelas por un atentado, mira esa españolita Penélope que está en brazos de Tom Cruise, Anthony Quinn, mi actor favorito, nos ha dejado… todo esto ya lo viví, no hay duda, vivo mis 78, sigo negándome a aceptar como una realidad los hechos que estoy reviviendo. Pero estoy ahí, mientras que dos enormes tuneladoras están por 40 metros debajo del mar tratando de acabar con nuestro aislamiento por tierra con Gran Bretaña, acaban de cerrar, por primera vez en su historia, la Torre de Pisa por temor a que se desplome. Que locura.
Hoy me ha pasado algo más curioso si cabe, mi reloj despertador ha sonado a las seis y media de la madrugada recordándome que es día laborable y tengo que cumplir con mis obligaciones en la Empresa en la que trabajo. Una vez desayunado estoy listo para salir a la calle, coger el metro y autobús que me dejarán a escasos metros de mi laboro. Allí estaba Juan, como siempre el primero en llegar, nunca pude saber a que hora estaba en su puesto, tanto daba que te adelantases quince minutos que media hora siempre allí ya estaba Juan, el asqueroso chupatintas, tirachaquetas y pelota de la empresa. Recuerdo que dos años después de mi jubilación llegó la suya y no se llevó nada, las gracias por haber sido tan servicial.
Comienza a llegar el resto de los empleados, Ramón, Antonio, María, Luisa y Fernando. A Ramón sólo le falta la visera, los manguitos y la calculadora mecánica de palanca para parecer importado de una película de los años veinte. Antonio, franquista… buen muchacho, como un día diría de él el secretario. María, hermosa mujer a la que los años parecía que favorecieran, secretaria personal del jefe. Luisa… Dios!!! una cosa que andaba por allí… eso sí, de normativas las sabía todas, era una enciclopedia ambulante a la que todos recurríamos… con perdón, para aclarar dudas. Y Fernando, el más joven en edad y en el trabajo, era un poco más que un adolescente y algo así como el que estaba a las órdenes de todos. A Fernando le gustaba esa mujer hermosa y apetecible como fruta madura que era María, mientras que ella se dejaba querer permitiendo que Fernando se alimentara de sus juveniles pensamientos y fantasías que representaban un halago para ella, aunque en algunas ocasiones parecía como que también a ella le sacaban de alguno de sus cortos e infrecuentes letargos.
A nadie le extrañó mi presencia, era todo tan natural, todos estábamos bastante más jóvenes. A los años de asistir al trabajo encontré a Vicente. Comenté con él cómo llevaba las divergencias con la dirección. Al responderme que ahora ya tenía todas las de ganar, le insinué que si no estaría dispuesto a cambiar su posición en el problema y le conviniera más asegurarse su puesto de trabajo puesto que las cosas se podían torcer y acabar en la calle como ya años después había visto que le ocurría. Si siguiéramos con su historia contaría cuando entró como recomendado, y cómo a los meses empezó a crear problemas en la empresa, en la convivencia y en el compañerismo.
Me crucé en la calle con un señor, de edad adulta, que me recordada mis facciones. También él me vió y dijo: Pero hijo cómo es que estás tu aquí tan lejos de tu ciudad, es que has venido a vernos?, nos podías haber enviado una carta avisando de tu llegada. Y yo, confundido por la situación, le confirmé que efectivamente había venido a la ciudad a verlos de nuevo y pretendía que fuese una sorpresa. Hacía muchos años que no los veía, de hecho ya mi padre había muerto.
En menos de nada estaba cumpliendo con el servicio militar que tenía impuesto el régimen gobernante a todos los jóvenes, mientras que ellas tenían que cumplir el equivalente que era prestar sus servicios en la llamada Sección Femenina, requisito indispensable para unos y para otras para poder obtener un trabajo en la sociedad. Mi compañero y amigo Miguel, que me prestaba su moto “Vespa” para que pudiese desplazarme la hora y media que me separaba de la que era mi novia, era una persona a la que, con los pies siempre en el suelo, le gustaba escuchar mis fantasías y elucubraciones sobre temas “trascendentes”. Y qué más has pensado sobre el tema microbiano? me decía un día. Lo de siempre, Miguel. No se quienes somos, ni se qué es lo que hacemos aquí, pero cabe dentro de lo posible que esta hipótesis fuese cierta y estuviésemos totalmente equivocados. Y si resulta que no somos lo que creemos ser?. Sabe el microbio, que vive en una célula de nuestro cuerpo que existe un mundo inmensamente mayor, infinitamente mayor que esa célula?, pues imagina por un momento que este universo que nosotros conocemos, o creemos conocer, no es más que una pequeña célula de un mundo del que no tenemos ni idea y que seamos algo similar a sus microbios, bueno ya sabes, lo de siempre, que con estos pensamientos apoyo el que quizá llegue un día en que se tengan respuestas para las muchas preguntas que suscitan nuestras dudas. También los dos, estando en nuestro destino, escuchamos en el radio-transitor que se anunciaba el comienzo de la después llamada guerra de los siete días, o más conocida en Israel como la guerra de los seis días, una guerra de Israel contra una coalición árabe. Mientras, ajena al mundo exterior, la señora Amparito, de quien éramos inquilinos, se cocinaba una pequeña paella, de una sola plaza, en una sartén permitiéndose entre capítulo y capítulo de las radionovelas coger un enfado con cualquiera de nosotros dos, enfados que aprendimos a torear también novelescamente pidiéndole disculpas por el supuesto motivo que aportaba.
Siguen pasando los días, en esta nueva época estoy reviviendo y recordando aquel tiempo en que las muchachas, gracias a las doctrinas religiosas, políticas y sociales, que ese era su orden de importancia, vivían una existencia bastante más reprimida que los chicos. Aquellos años en que algunas, o quizá las más necesitadas de las no tan jóvenes, siempre más atrevidas, seducían a los menos expertos jóvenes para alimentarse sus propias fantasías. Condición humana es que se sujeten los actos mas no los pensamientos y fantasías, pues estos no se ven. A quien le tocaba en suerte vivir alguna de estas experiencias pues miel sobre hojuelas, aunque primaba la inquietud de enfrentarse a lo desconocido.
Unos días antes, o años, no lo se, me encontré acabando mis estudios y viviendo como cualquier muchacho joven en el seno de su familia, con sus padres y hermanos. Era una época de postguerra pero mis padres no dejaron que nosotros, sus hijos, lo notásemos. Mis hermanos y hermanas maravillosos, cada uno dedicado a sus estudios y al buen ambiente familiar.
Y ahora que es? Todo vestido de blanco, con uniforme de marino. Es una fiesta familiar, ya veo, he tomado mi primera comunión, me acompañan mis padres, qué jóvenes son, y mis hermanos, que pequeños, muchos familiares han venido al evento, que jóvenes todos, María José la hermana de mi padre todavía no se ha casado, ese es Pepe, el que luego será mi tío. Y mi abuelo, no podía faltar mi abuelo con su canoso cabello, ahora al verlo recordé lo de la paradoja del tiempo. Ah, que bonita tarta han preparado para la celebración, y cuántos familiares, amigos y conocidos mojando unas pastas en su taza de chocolate mientras se iba llenando la larga mesa de botellas de licor. Más tarde vi que esta celebración, que casi se daba por perdida, se fue recuperando como algo social pero se había ido convirtiendo en una fiesta para el niño y sus amigos.
Que crueles son los niños, están martirizando a Antoñito, le quitan sus cosas de clase, sus lápices de colores, sus cuadernos, y se los echan a la papelera, mientras él llora y llora impotente. La maestra se da cuenta de la situación y trata de poner paz. En el patio, en el tiempo de recreo, le rechazan, y Antoñito viene sufriendo estas situaciones día tras día. Le conocí hasta el día de su muerte, hombre de mucha seriedad, muy justo pero a la vez taciturno. Quizá aquellas cosas de la infancia le conformaron su carácter posterior.
Holaaaa guapoooo… dice esa señora que no conozco asomada al ventanuco frontal de una especie de carro arrastrado por mi madre mientras me mira de lado a lado, de arriba a abajo, como tratando de fijar en su mente cuantos defectos me encuentre. Hola Ramona, te gusta? A que es guapo?. Mes y medio, ya ves, pero el angelito mira a todos como tratando de grabarlos en su retina y luego sonríe, eso sí, siempre finalmente sonríe. Ohhhh…, si, es muy guapo ya lo has llevado a alguna revisión? Te habrá aconsejado el doctor que le pongas unos esparadrapos en las orejitas para que se acostumbren a estar menos levantadas, verdad? Bueno, y si no te lo ha dicho no importa porque luego muchas cosas se corrigen por si solas… muy guapo, enhorabuena y que lo disfrutes.
Aprendí que si lloraba me daban de comer, me aseaban, me dejaban muy limpio y muy fresco y placenteramente me dormía. Muchas veces cuando despertaba no era mi madre quien me paseaba, unas veces unas niñas por la misma calle en donde vivía, otras veces una chica joven que un día, algo antes de esto, le vi casarse. Nos había invitado a su boda y comprendí los planes que desde mi cochecillo había estado oyéndole hacer con su novio.
Viviendo de nuevo toda esta existencia, vi que en nada podía intervenir, que nada podía cambiar, sólo revivir algo que ya me era conocido, no es igual vivir hacia el futuro que convertir el futuro en el pasado, no puedo alterar la vida de nadie, ni la mía propia, cada cosa es como ha de ser y la causalidad es, ciertamente, el motivo por el que todo ocurre, de forma inalterable mientras se den las condiciones que la originan, condiciones que para cambiarlas afectarían a medio universo. Que un solo astro se saliese de su órbita sería suficiente para un cataclismo intergaláctico. Ni la velocidad de la luz, ni los ahora de moda neutrinos, que pudiésemos aprovechar para vivir una existencia al revés servirían pues no puedo intervenir en nada ni alterarlo o modificarlo. Todo cambiaría y nada sucedería como está escrito. Si que es posible la vuelta atrás pero es vivir una y otra vez aquello que te correspondía, porque nada podrías cambiar. Me sumo, como un eco, a las palabras de aquel genio de la ciencia “He hecho mi parte, es hora de irse”. Pero cuántos humanos más han hecho este viaje de regreso? o cuántos están en ello y no los reconocemos?. En una serie televisiva de la década de los 60, se reconocía a los llamados en ella invasores por su dedo meñique de una mano defectuoso, pero cómo reconocemos ahora a quienes están aquí sin estarlo?.
Al poco un señor con bata y cabello blancos me tenía desnudo entre sus manos, yo estaba sucio y me sentí como nadar en un oscuro mar en el que, a la otra orilla, había una luz muy blanca, una luz de la que emanaba un gran sentimiento de paz, bienestar, tranquilidad, amor, plenitud, y de la que surgió una cálida y firme voz que, sin gritos, parecía retumbar en todo el espacio y que creí que sólo yo escuchaba. Bienvenido seas a este nuevo mundo.
Después de contaros esta extraña historia os debo de confesar que el argumento de este relato ha nacido cuando, esta mañana, en uno de mis paseos matinales me he cruzado con una hermosa mujer, que por Dios que está mucho más joven que años atrás…!!!, aunque, fijaros, lo que no se me ha ocurrido mirarle ha sido el dedo meñique!!!.
Si os ha gustado la historia darle las gracias a ella que ha sido la responsable… pero en cualquier caso deseo haberos entretenido un rato.
Buenas tardes GUILLERMO.
ResponderEliminarUna historia realmente encantadora, entretenida, curiosa, y un largo etcétera.
La he leido, pero pienso leerla más veces y terminar de sacarle todo el jugo que has ocupado en su construcción.
Saludos a MERCEDES.
Muchas gracias Eduardo, celebro que te haya gustado. Hay, sobre todo mujeres, que los años parece que los lleven hacia atrás.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, ya le paso tus saludos a Mercedes.
Saludos a los tuyos, y a todos los lectores.
la verdad eres artista le pillas a todo
ResponderEliminarConcuerdo con Mercedes, eres genial amigo, me he deleitado leyendo tu cuento.....está excelente la trama y como se van sucediendo las cosas , un abrazo grande desde Chile.....yo si vi la luz pero aún no he muerto.
ResponderEliminarUn abrazo enorme desde Valdivia, Chile
Soledad
Muchas gracias Mercedes.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias Solymar, celebro que te haya gustado este relato.
ResponderEliminarUn gran abrazo a los chilenos y para tí otro con mucho cariño.
Guillermo.