Recorrimos la parte del pueblo que está junto al río y realmente es curioso pues las casas tienen a vista sus fachadas y la parte de su interior está ocupando oquedades de las montañas. Algún remanso del río convertido en playa es aprovechado para refrescarse en estos calurosos días. Hubiésemos podido recorrer absolutamente todo y luego también el pueblo en la montaña pero no era posible, pues con la gran cantidad de personal que había sumado al intenso calor no se hacía aconsejable. Otro de los buenos ratos del día fue el de la comida en que entre risas, dimes y diretes, resultó muy agradable tal como era previsible.
Quizá haya otra ocasión para volver a visitarlo y que sea en fecha en que las calles del pueblo estén menos abarrotadas y sin vehículos, cosa harto difícil, y podamos entonces disfrutar más de su belleza y poder obtener buenos documentos fotográficos.
No obstante dejo aquí unas pocas fotografías y un corto vídeo de la visita.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario