Una de las curiosidades que encontramos en sus fotos es la de un Velosolex. El Velosolex es un invento de dos franceses que en 1941 tuvieron la ocurrencia de instalar un motor de dos tiempos de 38 cc sobre la rueda delantera de una bicicleta a la que un rodillo del motorcito hacía rodar por fricción, es decir que ni más ni menos acababan de inventar lo que estrictamente se llama ciclomotor. Gracias a una palanca el motor se apartaba o se acercaba manualmente a la rueda. Fueron perfeccionando este curioso invento hasta que en 1946 lo sacaron a la venta. En el propio motor iba adosado un pequeño depósito de 1 litro para gasolina, que a la velocidad de 25 km/h, era capaz de rendir 100 km. Se fueron aportando mejoras tanto por parte del fabricante como por los usuarios, llegando a llevar incluso un pequeño faro para alumbrarse, así como portamaletas que en una de las mejoras se construyó de acero. El precio de tal ciclomotor era de 142 pesetas de la época, una considerable cantidad. Como curiosidad ese mismo importe hoy sería 0,85 euros. El Velosolex se vendió en todo el mundo y la red de fábricas se amplió a varios países. Este popular invento agilizó también la locomoción a muchas personas que por su oficio o dedicación necesitaban cubrir importantes distancias, piénsese por ejemplo en los médicos y curas rurales. Desde su comercialización hasta 1.988 se vendieron más de cinco millones de unidades. Tal fue el arrollador éxito de este negro ciclomotor que la empresa de petróleos BP fabricó un combustible específico para él, el llamado Solexine.
La propia popularidad del invento hizo que naciera la competencia, apareciendo otras marcas de ciclomotores como Mosquito, Cyclex, Peugeot, Baby-Star, y más. La marca dejó de fabricar en 1988, habiendo quedado los mercados internacionales inundados de estas populares "máquinas".
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