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jueves, 22 de marzo de 2012

NUESTROS UNIVERSITARIOS

NUESTROS UNIVERSITARIOS: SU PRESENTE Y SU FUTURO.

Es un tema tan lamentable, como digno de estudio, el hecho de que un gran parte de nuestra juventud universitaria, tenga que buscar una salida laboral allende nuestras fronteras, para poder ganarse la vida.

Es un derroche de “capital científico e intelectual”, mas propio de democracias bananeras, que de una Europa desarrollada.

España, que siempre había sido un paraíso de acogida, para un importante contingente de universitarios hispanoamericanos, que encontraban aquí su tierra de acogida, pasa ahora a tener que obligar al destierro a sus propios universitarios.

He leído no hace mucho, que cada curso de cada universitario español, tiene un costo promedio para el erario público, de unos 12.000 euros, que es la diferencia entre lo que se suele pagar de matricula y tasas académicas, y el costo total de cada plaza universitaria, en la Universidad Pública, más las becas otorgadas.

Las Universidades Privadas, evitan esa ingente inversión, ya que se autofinancian, con sus propios recursos.

Son aproximadamente 200.000 los universitarios en estos centros

Pues bien, si estimamos que cada universitario necesita un promedio de entre seis y siete cursos, para completar sus estudios, y calculamos del orden de los 1,3millones universitarios en la pública únicamente, representan unos 15.600 millones de euros anuales el costo de formación de nuestros universitarios, y por lo tanto del orden de 109.200 millones de euros el completar cada ciclo completo de enseñanza universitaria, o sea unos 84.000 euros por cada uno durante toda su vida universitaria.

Lamentablemente, una parte importante de esa inversión, va a revertir en beneficio de otros países de acogida, que van a brindarles a nuestros jóvenes, la posibilidad de ejercer su profesión, y aportar sus conocimientos.

Inmediatamente, me ha venido a la memoria, una anécdota que viví en la Praga de finales de los años setenta, en una visita de carácter comercial que realice a aquella Republica, todavía comunista.

Cenando en el Hotel Intercontinental, fuimos atendidos por un camarero en perfecto español, que resultó ser hijo de aquellos famosos “hijos de la guerra” que el gobierno republicano envió a Rusia.

Era un chaval encantador, bordeando los treinta años, que nos comentó que era Arquitecto, pero al no poder ejercer la profesión para la que se había formado universitariamente, tenía que ejercer de camarero para subsistir, al ser muy fluido en inglés, ruso y español, y por eso “había tenido la suerte”, de encontrar ese puesto de trabajo en el que cobraba unos 3.000 pesetas de la época al mes.

Se sentía un privilegiado.

Era casado con una checa, no recuerdo exactamente si era Licenciada en Literatura Inglesa o Sociología, pero hablaba con fluidez ingles, ruso y checo.

Cuando le dije que con ese bagaje formativo, en España podían tener muchas puertas abiertas, para resolver su futuro, me sorprendió su respuesta.

Me dijo, que no se les permitía salir del país, sin devolver antes al Estado el costo invertido en su formación, que era en aquellos tiempos de alrededor de un millón de pesetas por cada uno de ellos.

Me comentó que ni siquiera en 4 vidas serian capaces en sus condiciones de entonces, de poder devolver ese dinero.

Me entristeció…….y no supe que comentarle.

Sólo le respondí, que por aquel entonces aquí en España se hablaba y no se paraba de las excelencias de la formación universitaria y del sistema de salud de los países del otro lado del telón de acero, y que había muchos españoles interesados en ir a conocer el “paraíso comunista”.

Me contestó que él se comprometía a llenar cinco aviones de regreso a España, por cada avión de españoles que llegaran allí para quedarse.

Y ahora, treinta años después, observo lo poco que hemos progresado en ese sentido los españoles.

Estamos “caminando hacia atrás” como los cangrejos.

Al igual que los Estados del otro lado de Telón de Acero, tenemos un sistema de salud y de educación completamente gratuito, y al alcance de cualquiera, pero al igual que les ocurría a ellos, tenemos una legión de universitarios trabajando de cualquier cosa para poder sobrevivir, con la única ventaja que los nuestros pueden emigrar, sin tener que devolverle al Estado español, la inversión que hizo formándoles.

Pero les tenemos frustrados….y decepcionados, con el mundo que les rodea.

Son el caldo de cultivo, de los actuales “indignados”, que no comprenden nada de lo que ocurre a su alrededor, como tampoco lo comprendía el camarero del Intercontinental.

Me pregunto:

¿Hemos retrocedido cuarenta años….en los últimos años?

¿Hemos desandado…lo que habíamos adelantado?

¿Acabaran nuestros Gobiernos exigiendo a nuestros universitarios que devuelvan lo invertido en su formación antes de permitirles emigrar?

¿Quizás llegaran a exigirles por contrato que devuelvan mensualmente al erario público un porcentaje de sus percepciones en el extranjero, hasta completar lo que se invirtió en ellos, a fin de compensarlo?

En fin, me pregunto con una enorme carga de escepticismo, de que nos sirve tener en España a tantos jóvenes tan preparados, si nos hemos preocupado de su formación, con la misma insistencia que nos hemos preocupado de destruir, de no proteger y mejorar un entramado industrial y unas fuentes de investigación, que les hubieran permitido realizarse aquí, al lado de sus familias y amigos.

Me repito en lo que les decía hace unas semanas:

España está enferma.

Pobre España, y pobres españoles….si no enderezamos nuestro rumbo, y entendemos que cada español, sólo tiene derecho a lo que es capaz de ganarse, y que el hecho de ser español, no lleva inherente el derecho a todo…a cambio de nada.

Cada español, cada trabajador, cada funcionario público, debe de ganarse cada día su puesto de trabajo, ejerciéndolo con responsabilidad y dedicación, y aportando la dosis adecuada de productividad, para poder mantener una nación próspera y capaz de crecer y mejorar todos los aspectos.

No sirven los privilegios, ni los derechos adquiridos.

Sólo valen o deben de valer los que se ganan día a día cumpliendo cada uno con su deber y con sus responsabilidades.

Esa filosofía, hoy ya no sirve.

Es esa filosofía, la que nos ha traído el Estado de Malestar, utilizando como justificación perniciosa la oferta de un Estado de Bienestar imposible de sostener…..más que para la casta política, y la sindical.

Los demás tendremos que renunciar a muchas cosas.

Ellos no están dispuestos a renunciar a nada.

Hasta la semana que viene

Miguel Bataller

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