A las 9 hemos despegado 7 motos con 11 moteros, entre tripulantes y pasajeros, de la base de Almazora. Nuestro destino el Bar Restaurante Carmen, en Les Pedrissetes, de Onda, cercano ya a Ribesalbes. Estudiado el recorrido, porque se pretende hacer un vuelo en VFR, nos ponemos en marcha. Comprobado que las luces las llevamos todos encendidas, pues nuestra altitud es y será inferior a los 10.000 pies, y después de muchas curvas siguiendo el trazado de la carretera (lo que me recordaba a cuando se va con moto por carreteras de montaña) pudimos llegar al Restaurante Carmen, que dispone de una gran y espupenda pista de aterrizaje.
La entrada a la pista queda a 90º a la derecha según vamos llegando, está más alta que el nivel de vuelo que llevamos, por lo que hay que ascender para entrar. Me recuerda la posición y la altitud del aeropuerto SLLP, El Alto International, en La Paz (Bolivia). Sin mayor dificultad nos elevamos para superar esa diferencia de altitud que nos va a llevar al descenso final aterrizando todos felizmente. Sin necesidad de los servicios del "Follow mee" encontramos nuestro aparcamiento.
Desprovistos ya de cuanto nos unía al control de nuestras máquinas nos dirigimos a pie, tanto tripulantes como pasajeros, a la zona de Recepción, en donde se nos saluda y se nos da la bienvenida por parte del responsable de las instalaciones. Como sabe que estaremos deseando reponer fuerzas nos asigna una larga mesa. Nos acomodamos en ella y en pocos minutos somos atendidos por parte de las azafatas con tal misión.
Nos sirven, plato o bocadillo según cada cual indicó, bebidas varias, aceitunas y finalmente cafés. El personal se entretuvo muy amenamente contando y escuchando las anécdotas vividas durante la semana y otros temas de charla. Encontramos conocidos mientras duraba nuestro almuerzo, a los cuales saludamos con mucho agrado tras el largo viaje. En este viaje contamos con Pako Punk y Laura, su esposa, que al parecer está encantada con el ambiente que se vivió, por lo que no sería nada de extrañar que ambos se convirtiesen en asíduos, lo que sería de nuestro agrado.
Dada buena cuenta de la base del almuerzo, sólo queda tomar los correspondientes cafés, carajillos, infusiones y demás que la señorita que nos atiende cumple con gran celeridad. Mientras las conversaciones siguen tan amenas como hace un rato y como curiosidad vemos al amigo Pepe probando un encendedor gigante que nos acaban de prestar.
Dejando constancia del sitio visitado y de quiénes integraron el grupo de tal aventura pasamos a abandonar ya tan suculento lugar.
Nos ponemos en marcha, esta vez con destino a la Pobla Tornesa por itinerarios montañosos, una delicia. El comandante de esta segunda parte de la mañana fue el "jefe de ruta" Caballa, buen jefe de ruta, buen conocedor de los recorridos y sabe llevar una velocidad adecuada para que el grupo no se desgrane. Tras disfrutar un buen rato de este recorrido empezamos a ver a lo lejos la población de destino. Enganchados al ILS de la nueva pista y enfilada la senda de planeo descendemos de nuestra altitud para tomar nuevamente tierra en tan larga pista, usada también por los coches (similar a lo que ocurre en el aeropuerto de Gibraltar. En Gibraltar la pista es atravesada por los vehículos terrestres y cuando la va a usar un avión se ponen en rojo los semáforos y la pista queda a la sola disposición de los aviones).
Que casualidad que justo enfrente nuestro queda el Bar Casa Herminia. Hacemos un descanso tomando una fresca cerveza.
Pasado otro ameno rato decidimos marchar y esta vez ya a buscar la autovía de la Plana para que siguíendola nos sirva de guía a cada uno para llegar a nuestros puntos de origen.
Bonita mañana, bonito vuelo, bonita compañía y el cielo pudo esperar, sólo unas insignificantes gotas nos cayeron durante el regreso, por lo demás 100% bien.
Misión cumplida: Disfrutar de la mañana.
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